Maíz

Bioestimulantes + zinc, estrategia para explotar el maíz

Especialistas aseguran que, con la utilización de productos bioestimulantes con un correcto balanceado hormonal a base de giberelinas, citoquininas, auxinas y ácido salicílico, sumado a micronutrientes nanoparticulados claves como el zinc, es posible estimular el potencial genético del maíz para lograr los mayores rendimientos alcanzables.

 

Los bioestimulantes son productos que poseen la capacidad de mejorar la condición de las plantas, facilitando la asimilación de nutrientes y aumentando su tolerancia frente a diversos tipos de estrés que, tanto de origen biótico como abiótico, puedan surgir a lo largo de una campaña.

Argentina se posiciona actualmente como uno de los principales consumidores de bioestimulantes en América Latina, manteniendo una demanda en constante aumento desde hace varios años. El mercado actual ofrece complejos nutritivos que incluyen micronutrientes, aminoácidos, extractos vegetales y hormonas de crecimiento, denominados comúnmente como "bioestimulantes". 

Dos pilares fundamentales

La biotecnología desempeña un papel crucial en su desarrollo, combinando elementos nutricionales, tanto macro como micronutrientes, en una herramienta basada en dos pilares fundamentales. 

Por un lado, se encuentra la combinación equilibrada de diversas hormonas que influyen en el crecimiento y desarrollo de los cultivos. Por el otro, se destaca la provisión de nutrientes esenciales para maximizar la producción, suministrados mediante la implementación de nanotecnologías que mejoran significativamente la absorción y metabolización por parte de las plantas.

Estos productos constituyen elementos clave en la tecnología de la agricultura sostenible, y su aplicación contribuye de manera notable al aumento de la productividad y la calidad de los cultivos. 

¿Qué es un bioestimulante?

Desde una perspectiva bioquímica, un bioestimulante es un compuesto que la planta identifica como propio a través de receptores. Dentro de cada célula, la señal generada por ese compuesto es percibida por un receptor, que puede ser una proteína o un pigmento asociado a una proteína sensible, o a una señal específica de la molécula orgánica que constituye el bioestimulante. Esta interacción produce una respuesta que se refleja en un cambio en el patrón de crecimiento o desarrollo del cultivo.

Además, estos productos favorecen un equilibrio hormonal en las plantas y promueven un desarrollo radicular más adecuado, aumentando tanto el número como la profundidad de las raíces. Este efecto beneficia la absorción eficiente de agua y nutrientes por parte de las plantas.

Cuatro hormonas clave

El pilar hormonal de la tecnología de bioestimulación está constituido por cuatro hormonas adecuadamente balanceadas: giberelinas, citoquininas, auxinas y ácido salicílico.

El ácido giberélico actúa como un fitorregulador de crecimiento con efectos hormonales que estimulan y regulan el desarrollo de las plantas. Sus funciones clave incluyen la interrupción del período de latencia de las semillas, promoviendo su germinación; la inducción del desarrollo de yemas y frutos y la regulación del crecimiento longitudinal del tallo, así como la elongación de órganos axiales.

Las citoquininas, junto con las auxinas, desencadenan respuestas en el crecimiento y desarrollo de las plantas. En particular, tienen un efecto positivo en la regulación de la senescencia vegetal, prolongando la vida de la planta y, por ende, favoreciendo la producción de biomasa. A su vez, las auxinas regulan el crecimiento radicular desde el desarrollo embrionario, estimulan el crecimiento de tallos y coleóptilos, y favorecen la formación de raíces secundarias, además de inducir el desarrollo floral en varias especies.

Por último, el ácido salicílico se destaca como una fitohormona importante, participando en respuestas tanto a estrés biótico, al regular la síntesis de proteínas relacionadas con la patogenicidad, como a estrés abiótico, al modular el sistema antioxidante y aumentar la tolerancia frente a condiciones adversas como el estrés salino, la sequía y temperaturas extremas, entre otros aspectos.

 

El zinc marca la diferencia

El maíz es altamente susceptible a la deficiencia de zinc (Zn), y se han registrado pérdidas de rendimiento de hasta un 20 por ciento sin mostrar síntomas visibles (deficiencia oculta). El zinc desempeña un papel crucial en procesos vitales, como el metabolismo del nitrógeno, la síntesis de enzimas con actividad meristemática y, de manera fundamental, en la síntesis de triptófano, precursor de hormonas de crecimiento. 

Además, el zinc es un componente clave de la enzima anhidrasa carbónica, esencial para la fotosíntesis. También previene la degradación del ácido ribonucleico (ARN), promoviendo una mayor producción de aminoácidos y proteínas, entre otras funciones indispensables para el desarrollo saludable de las plantas. Varios especialistas consideran que el zinc es el cuarto elemento limitante en la producción de maíz.

Las nanopartículas de zinc son componentes esenciales de diversas enzimas, tanto catalíticas (como la anhidrasa carbónica, crucial en la fotosíntesis) como estructurales (incluyendo deshidrogenasas, proteinasas, fosfatasas y ARN polimerasas). 

Estas desempeñan un papel fundamental en la maximización de la replicación del ADN, la regulación de la expresión génica, la división celular y la síntesis de proteínas. De este modo, contribuyen de manera significativa al crecimiento y desarrollo óptimo de los cultivos.

La fertilización foliar mediante nanotecnología ha demostrado ser una herramienta eficaz para satisfacer los niveles requeridos por el maíz. Esta técnica proporciona los nutrientes necesarios en el momento oportuno, potenciando el rendimiento y optimizando tanto costos como logística. Además, puede aplicarse de manera conjunta con otros productos destinados a la protección del cultivo, como insecticidas, fungicidas, herbicidas, e incluso con otros nutrientes, como el nitrógeno.

 

Momentos de aplicación en maíz

La aplicación de nanopartículas de Zn resulta beneficiosa para mejorar la nutrición y biodisponibilidad de este nutriente. El balance hormonal equilibrado a través de bioestimulantes contribuye a mitigar los estreses abióticos, generando un impacto positivo en el rendimiento de los cultivos al integrar ambas tecnologías de manera favorable.

Las aplicaciones se recomiendan en distintos estadios: tanto en la siembra, como durante el desarrollo o en la definición de rendimiento.

Desde un primer momento se puede aplicar de manera foliar durante crecimiento vegetativo, para corregir situaciones de estrés por falta de agua, exceso de temperatura o situaciones de fitotoxicidad. Durante un estadio vegetativo, V6 o V7, es recomendable seleccionar algún bioestimulante que cuente con una buena cantidad de auxinas, ya que colaboran con la planta para fortalecer el momento en que tiene mayor crecimiento, reduciendo las situaciones de estrés y ayudándola a que se desarrolle con más firmeza.

Una importante ventaja de los bioinsumos es que permiten ser aplicados junto con fitosanitarios (herbicidas, insecticidas y/o fungicidas).

Dosis recomendadas

Las dosis recomendadas de las aplicaciones de bioinsumos tienen la particularidad, que a la vez es una ventaja, de ser muy bajas. Por ejemplo, ALS Bio Gramíneas + zinc es un bioestimulante compuesto de giberelinas, citoquininas, auxinas y ácido salicilíco más nanopartículas de zinc, cuya dosificación recomendada es de 200 ml por hectárea en todos los cultivos.

En el estadio del cultivo donde se definen los rendimientos, es recomendable aplicar bioestimulantes con adicionales de nutrientes que son ideales en los períodos de mayor demanda. En estos estadios, los bioestimulantes son más útiles por su eficiencia para mejorar las condiciones de las plantas. 

Resultados obtenidos a campo en varios ensayos en diferentes ambientes, confirman el impacto positivo de la bioestimulación y nanotecnología de fertilización foliar con Zinc, como reflejan los experimentos realizados en las campañas agrícolas 2021–2022 y 2022-2023:

Los resultados manifiestan un incremento en el rendimiento promedio de todos los ensayos de + 889 kg/ha o + 9% en el tratamiento ALS Bio Gramíneas con nanopartículas de Zn respecto del tratamiento testigo.

La combinación de propiedades y características beneficiosas obtenidas mediante la utilización de bioestimulación hormonal y nanotecnología de fertilización para suplir un nutriente deficiente como el Zn, mejora de manera significativa su absorción y metabolización. 

Esta práctica promueve una utilización eficiente del nutriente, sin pérdidas, generando un impacto positivo en los parámetros vegetativos y reproductivos. Además, contribuye a la preservación del ambiente, al tiempo que maximiza la productividad de manera sostenible. 

QUIERO CONTACTARME
CON UN ASESOR

Completá por favor tus datos y nos contactaremos a la brevedad, gracias!